Los Santitos del Rocío



Coincidiendo en plena Semana Santa, y en virtud de la reciente creación del blog la “Rociología”, no quería dejar escapar la ocasión para tratar sobre las imágenes religiosas que antiguamente albergaba en su interior el desaparecido santuario de la Virgen del Rocío, y que tras esto, al ser retiradas del culto desde 1963, han sido satisfactoriamente recuperadas y restauradas.

Sirviéndonos de artículos publicados sobre el tema, como el de Manuel Ángel López Taillefert en 2006,  y como de otras publicaciones, agregaremos pues nuevas informaciones hasta entonces desconocidas para su mejor entendimiento y conocimiento.

Los Santitos del Rocío, con este vocablo aglutinaba Anita González, madre de las actuales camaristas, a las imágenes que recibían culto en el crucero del anterior Santuario y de la que era también responsable, tanto del decoro de sus altares, como del ajuar y enseres de cada una de ellas, así como vestirlos cuando la ocasión lo requería. Eran pues, conocidas en el argot de su círculo como los “Santitos”.

Merece la pena que volvamos la vista atrás para perpetuar las devociones, algunas muy importantes que aun está en el recuerdo de muchos almonteños y en el desconocimiento de los más jóvenes.

Echando la vista atrás, en la antigua ermita construida a mediados del siglo XVIII, las apariencia exterior de este edificio no manifestaba con nitidez su carácter religioso, sino más bien el de un edificio de carácter rural, dado que ante su fachada principal que se labró a poniente, se edificó un compás con dos cuerpos en cuya planta superior se abría un balcón. El exterior constaba de una sola nave con crucero y ábside plano, la techumbre era de madera de par y nudillo a dos aguas y en el crucero, un artesanado de lacería mudéjar.


Antigua ermita del Rocío (1756 - 1758). En el siglo XX el aspecto de su fachada  cambió en dos ocasiones añadiendose un segundo campanario, revistiéndose de ladrillos vistos y mas tarde de  azulejos.




Todo los altares que jalonaban en torno al crucero, se situaban en el siguiente orden: en primer lugar, entrando a la izquierda, el cuadro denominado entonces popularmente con el nombre de Santa Ana, y en efecto se trataba de un óleo sobre tela de gran formato (2,85 X 2,35 m) que algunos atribuyen a Vicente Alanis, de hacia 1770 y otros como don Juan Infante, que lo atribuye a Vicente Espinal, maestro del anterior y ambos seguidores de Murillo y entroncados en la denominada Escuela Sevillana. La obra representan una profusa y compleja composición donde aparece Santa Ana que enseña a leer a la Virgen María, a los pies del cesto de la costura y al fondo  el anciano Tobit que yace enfermo en el lecho bajo el cuidado del Arcángel San Rafael, portando el pez, símbolo de su advocación. En la parte superior, un rompimiento de gloria, donde aparece el Padre Eterno y el Espíritu Santo.

Esta obra fue restaurada en 1986 por la facultad de Bellas Artes de Sevilla.

Continuando con la descripción de los altares, a continuación y en lo que hoy es puerta del Real se ubicaba el altar dedicado a Santo Domingo de Guzmán, procedente del Convento de las Dominicas de Almonte según consta en el inventario realizado en dicho Convento en 1849, al tiempo de la exclaustración definitiva. Se trata de una escultura de vestir del siglo XVII, que luce hábito de la orden y ostenta como atributos, libro y banderola en metal plateado, así como aureola de plata también de la época.

Santo Domingo

La advocación de Santo Domingo, desde mediados del siglo XIX y hasta mediados del XX, es la que gozó en el Santuario, después de la Virgen, de mayor predicamento. Toda mujer casadera que aún no tenía novio, recurría al Santo para pedirlo, costumbre ésta, que se extendió por toda la comarca rociera y eran muchas las que aguardaban largas colas limpiarle la vara al Santo y así gozar del favor solicitado.

Detalles del libro


Al lado del Evangelio y frente, por tanto, al cuadro de Santa Ana, se levantaba un retablo barroco dedicado a Ntra. Sra. del Rosario. Dicha imagen portaba en sus brazos un Niños Jesús que no posee actualmente la Hermandad pero su paradero podría esclarecerse. Tenía esta advocación mucho predicamento en la Villa de Almonte, con Hermandad propia y muchos devotos.

Posible corona y cetro de la Virgen del Rosario del Santuario del Rocío. Exposición Intercesora de Almonte en 2011. El Rocío - Almonte (Huelva)



Según (GALÁN CRUZ, M.) la Virgen podría datarse de mediados del XVII. Se trataría de una imagen de candelero para vestir que mostraba un niño de talla y sería de reducido tamaño (1 m) aproximadamente, a tenor de las medidas del rostro de la imagen. La mascarilla pone de manifiesto una delicada gubia. Se trata de un rostro bien proporcionado y muy severo en su expresión, que tiene ojos de cristal y muestra un hoyuelo en la barbilla, quizás firma del autor.

(No incluimos fotografías de esta imagen al no estar aún al culto)

Recientemente la Hermandad Matriz de Almonte en su plan de recuperación del patrimonio, ha restaurado las mascarilla de la Virgen ejecutándose por completo el candelero y las manos.

Al lado de la epístola, otro retablo albergaba el Calvario formado por un Crucificado (1,30 m) procedente del Convento de Dominicas de Almonte y fechado en el primer tercio del Siglos XVII. A su lado la Virgen Dolorosa (1,43 m) de finales del siglo XVIII y San Juan, de la segunda mitad del XVII y de (1,30 m). Ambas esculturas de vestir procesionan desde hace varios años cada viernes Santo, en la Aldea del Rocío.

El Calvario




Nuestra Señora de los Dolores





Cristo Crucificado





San Juan Evangelista



Frente al altar de Santo Domingo se encontraba el de San José, talla de (1,42 m) de madera policromada de mediados del XVIII, del círculo de Duque Cornejo o incluso de Cristóbal Ramos. La vinculación de San José al rocío es conocido de todos, hasta el punto de recibirlo en Almonte  en cada traslado portado en andas y cada Domingo de Pentecostés, se dedicaba en la ermita una función religiosa con Sermón del Patriarca. Ostenta vara de plata y aureola de rayos flamantes, también de plata, del siglo XIX.

San José



Esta talla fue regalada por el almonteño Nuño Carlos de Villavicencio y Pichardo, conocido como el Conde de Cañete y Pinar, actuó de Hermano Mayor en la primavera de 1759. Primera familia noble y mayor hacendado del municipio, tras la casa Ducal de Medina Sidonia. Junto con su mujer, eran patronos del Convento de monjas domínicas de la Villa. Sus antecesores el título de Conde de Cañete; por Real Cédula de Carlos III de 1761, se agregó al título del Pinar.
El Domingo de Pentecostés, se le dedicaba en la ermita una función religiosa con Sermón del Patriarca. En las reglas de la Hermandad Matriz de 1758, en el capitulo séptimo, se habla de la organización de la fiesta anual a San José, de ahí, que los textos de la época hagan alusión a la Hermandad Matriz como Hermandad de Ntra. Sra. del Rocío y San José.


Reglas de 1758. Capítulo VII. Fiesta a el Señor San Josef.

Mediante a que en el crucero de la Iglesia de Ntra. Madre y Sra. del Rocío, hay un altar en el que se venera la Sagrada Imagen de Ntro. Glorioso Patriarca Sr. San José, cuyo Patrocinio  es el más eficaz y poderoso y su culto y obsequio el más agradable a su Santísima esposa y a su divino hijo y porque esta venerable Hermandad no tiene más carga ni pensión que la de la fiesta de Ntra. Sra. y era muy arreglado el que los hermanos cofrades vivos, y difuntos como los de votos de su majestad gozasen de algunas mas gracias, y sufragios que las que les resulten de la referida fiesta  y de las doces misas de los meses, mandamos que anualmente el domingo de Pascua de Espíritu Santo, víspera del en que se celebra a Ntra., Madre y Sra. se haga en su Santa Casa una fiesta de misa Cantada y sermón a Ntro. Glorioso Patriarca implorando en ella su poderoso Patrocinio y el de su divina esposa a fin de que su majestad nos conceda el aumento de tan sagrada devoción, la paz y concordia entre los Reyes Católicos y de todos los Cristianos, extirpación de las herejías, victoria contra los infieles, y herejes, conversión de todos ellos al gremio de Ntra. Santa Fe, y por el descanso de las almas de todos los hermanos difuntos, y devotos de Ntra. Sra. y de su Santísimo esposo, cuyos costos, de la Misa, Sermón, y cera, sea de pagar con ciento y cincuenta  reales de vellón cada un año que son bastantes para ello, cuya pensión, como la de la fiesta de Ntra. Sra. y la misa mensual nos imponemos, en demostración de la fina devoción, con que deseamos el aumento del sagrado culto de Ntra. Madre y Señora del Rocío y de su Santísimo Esposo el Sr. San José.

Altar de San José en una fotografía de 1936



La vinculación de San José al Rocío no solo se le unía en la festividad de Pentecostés, sino que en los propios Traslados de la Virgen del Rocío a Almonte, tenía una insigne participación.
Existía en la Parroquia de la Asunción de Almonte en el siglo XVII, la talla de un imagen del padre putativo de Jesús. Esta imagen era portada por las mujeres hasta las afueras del pueblo, independientemente si fuese por el Camino de Los Llanos o Tarajales, en la que se hacía una larga espera a la Virgen camino del pueblo. Tras recibirla, la acompañaba hasta el sitio del Chaparral. Ocurría lo mismo a la inversa, cuando la Virgen debía de volver a su Santuario; desde el Chaparral, se la acompañaba hasta el inicio del camino.

El San José del Santuario del Rocío solo recibía a la Virgen cuando volvía a la aldea, ya que cuando la Señora partía hacia a Almonte, lo hacía en plena madrugada.

Esta tradición de San José en los Traslados, pudiera ser de finales del XVIII o principios del XIX. Desconocemos cuando se pierde esta costumbre, las últimas noticias son de la década de 1920.

Y finalmente, volviendo a los altares del crucero, frente al Calvario se hallaba un cuadro de ánimas entronizado en un altar y delante de él, un Corazón de Jesús de mediano tamaño y de mala factura.
Anteriormente, en ese altar se encontraba un Niño Jesús, que pasó a formar parte del altar mayor de la iglesia de la Asunción de Almonte, desapareciendo en 1936.

Altar mayor de la Parroquia de la Asunción de Almonte, donde se observa la talla del Niño Jesús. Fotografía anterior a 1936.
Altar del Corazón de Jesús. Años 50.



Altar del Corazón de Jesús en una fotografía de la década de 1950



Las imágenes del Calvario, Santo Domingo y la Virgen del Rosario, vinieron del Convento de las Dominicas de Almonte. El convento fue fundado por el licenciado Juan Ruiz Prieto y su mujer Águeda Bejarano en 1610. Está especialmente vinculado a la Virgen del Rocío, ya que en más de una ocasión como las de 1750 y 1753, la Virgen permaneció en él, cuando por diferentes motivos, no lo podía hacer en la parroquia.

Lugar donde se localizaba el antiguo Convento de Dominicas de Almonte

Situación del Convento de Domínicas. Hoy desaparecido.


En 1837 el convento entró en decadencia. Fue clausurado definitivamente el 2 de diciembre  de 1852. Las imágenes pasaron a la parroquia almonteña en 1853, permaneciendo aun en ella en 1858. Se desconoce cuándo se trasladaron al Santuario del Rocío. En 1884 ya se encontraba en la ermita.
Así se describe en un inventario de 1837 la situación de estas imágenes en el Convento de las Dominicas: “La iglesia era de una sola nave. En el centro del altar mayor aparecía la imagen de Ntra. Sra. de la Encarnación, titular del convento. En su segundo cuerpo una estatua de madera de Santo Domingo de Guzmán, y en un tercero el manifestador. A los lados había pequeñas puertas, estaba el altar de Jesucristo Crucificado, teniendo a la derecha e izquierda a Ntra. Sra. de los Dolores y a San Juan Evangelista, y en el muro expuesto, los dedicados a Santo Domingo, a la Virgen del Carmen; cuya imagen es reclamada  por los herederos de Juan de Cala; a Ntra. Sra. del Rosario y a San Juan Bautista, y un cuadro de la cena”.

Ya con la agregación de estas imágenes al Santuario del Rocío, así los describía el párroco de Almonte, don Ángel Márquez Parreño en un inventario efectuado el 30 de diciembre de 1884.
Haciendo una relación del altar mayor, dice que San José tiene  una banda de lana de plata bordada en oro, el santo sostiene el Niño. Posee un mantel, hule, lienzos, dos atriles de madera y una cruz con crucifijo. Continúa describiendo que hay “otro altar con la imagen de Ntra. Sra. del Rosario que tiene ráfagas, media luna y cetro de plata, a las ráfagas le falta algunas piezas, un rosario de plata sobre dorada. El niño tiene potencias, zapatos y mundo de plata, la túnica es de raso celeste con puntilla de plata, y la Virgen tiene la saya de tela bordada de seda y oro, manto de raso grana con punta de plata por la cabeza. Los zarcillos son de plata sobre dorada con seis piedras cada uno y la toca es de punto.

El altar del niño Jesús tiene mantel, hule y lienzo. (Altar del Corazón de Jesús).

Sobre el altar de Santo Domingo, dice que tiene el santo hábito de gala y manto negro, la banderola, el libro y la palma son de latón.
Hay un altar de Santa Ana en un lienzo que lo representa. El altar del Santo Cristo contiene la imagen del señor, la virgen y San Juan tiene un mantel, hule, lienzo y un atril de madera.
Hay en estos altares cinco aras, nueve candeleros y una lámpara de metal, cuatro campanillas y un candelabro de bronce y el compañero está roto, y dos de maderas pintado de blanco.

Tras el derribo de la ermita en 1963, las imágenes quedaron fuera del culto, esperando recibir nueva ubicación en el nuevo santuario. El Calvario fue situado en momentos determinados en diferentes lugares como las capillas laterales al presbiterio o la sacristía, colocándose definitivamente en la capilla penitencial.

San José y Santo Domingo fueron restaurados hace unos años, ubicándose actualmente en la sacristía. Mientras tanto, la Virgen del Rosario ha sido recientemente restaurada, a la espera de nueva ubicación.

Por Javi el almonteño.


Bibliografía:

LÓPEZ TAILLEFERT, M. Á.: Los Santitos del Rocío, boletín Rocío, nº26. Almonte, 2006.

MUÑOZ BORT, D. y FLORES CALA, J.: Hermanos Mayores de Almonte, cuadernos de Almonte, nº57. Almonte, 2001.

GONZÁLEZ GÓMEZ, J. M. y CARRASCO TERRIZA, M. J.: Catalogo monumental de la provincia de Huelva. Huelva, 1999.

PADILLA DÍAZ DE LA SERNA, S. y Otros… Testimonio histórico de la devoción de los almonteños a la Madre de Dios. Huelva, 2006.

LÓPEZ TAILLEFERT, M. Á.: El ajuar de Ntra. Sra. del Rocío y de su ermita según un inventario del último cuarto del siglo XIX, revista Exvoto, nº 2. Sevilla, 2013.

Descubrimiento de la milagrosa imagen de María Santísima del Rocío y tanto de la Regla que la ilustre Hermandad de la villa de Almonte formó para culto de dicha Señora, como patrona que es de la dicha villa, en atención a los muchos favores que experimentan sus devotos. Reglas de 1758. Reedición Ayuntamiento de Almonte, 2003.

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